Debía de hacer mucho frío aquel 16 de Febrero en el Madrid de la posguerra. Frío y mucho hambre. Pero en medio de tanta penuria, unos padres se sentían inmensamente felices por el nacimiento de su hijo pequeño . Le dieron todo lo que pudieron, la mejor educación posible, todo el amor del mundo. Mas creció rebelde y díscolo, para dolor de sus padres Conoció a una chica bien, de Plaza de España, a la que enamoró, o de la que se enamoró, vaya usted a saber. Paseaban por Rosales y Debod, planeando el futuro, un futuro que debía ser próspero y feliz, y que nunca llegó del todo. La vida nunca fue fácil junto a él. La inestabilidad era la constante; las discusiones el pan nuestro de cada día; las promesas, incumplidas; los arrepentimientos, breves. Solamente sus hijos la mantenían en pie, capeando el temporal para que ellos pudieran alcanzar ese futuro que a ella se le negaba. Sin duda era un buen hombre, que se dejó llevar por el frenesí de la vida, sin asumir plenamente sus responsabi