Me dices que los moros solo vienen a robar ( magrebíes te corrijo)
Qué los rumanos solo vienen a robar.
Que los panchitos solo vienen a tener hijos y chupar subvenciones(ecuatorianos te vuelvo a corregir )
Qué los negros ( ¡africanos!) tambien vienen a robar.
Pero te respondo que los que nos roban no han venido de ningún sitio, que los que viven de nuestros impuestos ya estaban aquí.
Que los que no invierten los recursos para que haya inclusión , convivencia y riqueza redistribuida viajan en coche oficial y en limusina.
Son españoles y se llaman a si mismos patriotas pero alientan la xenofobia que divide a los humildes y les reafirma en el poder.
Pero te roban a ti y a mí.
Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos. Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas. Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar
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