Autodeterminación reducida al absurdo:
Imaginemos que Cataluña se independiza.
Pudiera ocurrir que Tarragona exigiera un referéndum y decidiera independizarse para después adherirse a España . A continuación cualquier comarca de Tarragona exige un referéndum y deciden independizarse de España. Pero un municipio de esa comarca exige referéndum para independizarse de Cataluña y adherirse a España. Un barrio de ese municipio de esa comarca de Tarragona exige referéndum. Se adhiere a Cataluña.
La comunidad de vecinos de la Calle Llull 33 exige referendum . Se independiza de Cataluña. Los vecinos del segundo B deciden unilateralmente su adhesión Cataluña. Veremos que decide la hija mayor del matrimonio.
Decidió visitar, un tórrido día de agosto , el que fue su barrio de infancia y juventud. Acudió para recordar aquellos parques en los que aprendió a jugar, aquellos bancos donde besó por primera vez. Iba con la intención de recuperar olores, colores, sabores, sensaciones. Las tiendas, los bares, la farmacia, los columpios, la cancha multiusos. Así, observó desde la calle las ventanas de las dos casas que habitó en aquel barrio. De una de las casas sintió salir a su madre una mañana para no volverla a ver jamás. De la otra, sacaron entre su hermana y él a su padre moribundo para acompañarle en su postrero viaje. Hay un lugar estratégico en el aparcamiento de la calle desde el que se pueden ver las dos casas. Pero a los barrios les ocurre como a las personas; no todas envejecen igual. Y tuvo la certeza de que no se trataba de una sensación trasmitida por la canícula. No. Al barrio le faltaba vida. Y eso se palpa. Eso vio en la transformación de las tiendas de alimentación y de los bar
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