Por fin se decidió a escribir esa carta que llevaba toda una vida en el cajón de su corazón, y que la mente, o su miedo, no le habían permitido enviar.
En ella, le desvelaba su amor, desde el día en que sus miradas tropezaron por primera vez en aquella parada de autobús. Él siempre acudía al trabajo caminando para ahorrar dinero, pero aquel día de frío invierno, la lluvia invitaba a ir en transporte. Allí la vio, y desde ese día, dejó de tomar café en el bar para gastar ese dinero en el billete y poder robarle el brillo de sus ojos al sol.
Poco a poco pasaron de las miradas, a un tímido hola, y más tarde a alguna frase breve que su miedo a romper el hechizo le permitía decir.
Así supo donde vivía, o donde trabajaba, o donde pasaba los sábados. Ella esperó pacientemente el asalto a los muros de su corazón que nunca llegó.
Así fue como sus caminos nunca llegaron a cruzarse. Él vio toda su vida pasar. Los paseos con su novio, la boda, el nacimiento de sus hijas,más tarde de sus nietos, mientras él escribía día tras día esta carta.
En ella, se lamentaba de no haber querido romper la magia de su silencioso amor, el juego de los casuales encuentro en el autobús. No necesitó depositar la carta en el buzón para enviarla.
A los pocos días recibió una respuesta. Tembloroso abrió el sobre.
" Estimado señor. Su carta nos ha conmovido a mi hermana y a mi. Pero lamento decirle que mi madre falleció hace una semana. Ahora encontramos sentido a una frase que nos dijo en sus últimas horas. Nos afirmó que su vida había sido muy feliz pero incompleta, porque llevaba toda la vida esperando una carta que nunca llegó. Ahora sabemos a qué se refería. Por desgracia, hay cartas que llegan cuando ya nadie puede leerlas. "
En ella, le desvelaba su amor, desde el día en que sus miradas tropezaron por primera vez en aquella parada de autobús. Él siempre acudía al trabajo caminando para ahorrar dinero, pero aquel día de frío invierno, la lluvia invitaba a ir en transporte. Allí la vio, y desde ese día, dejó de tomar café en el bar para gastar ese dinero en el billete y poder robarle el brillo de sus ojos al sol.
Poco a poco pasaron de las miradas, a un tímido hola, y más tarde a alguna frase breve que su miedo a romper el hechizo le permitía decir.
Así supo donde vivía, o donde trabajaba, o donde pasaba los sábados. Ella esperó pacientemente el asalto a los muros de su corazón que nunca llegó.
Así fue como sus caminos nunca llegaron a cruzarse. Él vio toda su vida pasar. Los paseos con su novio, la boda, el nacimiento de sus hijas,más tarde de sus nietos, mientras él escribía día tras día esta carta.
En ella, se lamentaba de no haber querido romper la magia de su silencioso amor, el juego de los casuales encuentro en el autobús. No necesitó depositar la carta en el buzón para enviarla.
A los pocos días recibió una respuesta. Tembloroso abrió el sobre.
" Estimado señor. Su carta nos ha conmovido a mi hermana y a mi. Pero lamento decirle que mi madre falleció hace una semana. Ahora encontramos sentido a una frase que nos dijo en sus últimas horas. Nos afirmó que su vida había sido muy feliz pero incompleta, porque llevaba toda la vida esperando una carta que nunca llegó. Ahora sabemos a qué se refería. Por desgracia, hay cartas que llegan cuando ya nadie puede leerlas. "
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